Nos costó arrancar, después de muchos preparativos y de algunos retrasos debidos a la burocracia, finalmente salimos de Madrid el día 21 de diciembre. Tras una escala en Sevilla, a la mañana siguiente y mientras millones de españoles estaban pendientes de las voces de unos niños con corbata, hicimos el primer trayecto con toda la carga en la moto y los dos integrantes del equipo hasta el puerto de Algeciras. El hecho de llegar a la estación Marítima y embarcar en el Ferry con destino Tánger fue para nosotros el verdadero inicio del viaje.
El hecho de ver una vez más Gibraltar desde un barco, años después de mis repetidas sesiones de trabajo en la Bahía de Algeciras me trajo muy buenos recuerdos, pero sobre todo, una enorme ilusión de que esta roca fuera testigo del inicio de una nueva etapa sin fecha de fin.
Sin embargo, la llegada a Marruecos fue algo desagradable, ya que nada más bajar del Ferry pasamos algo más de 3 horas en la frontera papeleando hasta conseguir ponernos en ruta, de forma que nos cogió la noche, lo cual se convirtió en toda una experiencia, debido a la intensa niebla que nos acompañó durante toda la ruta hasta Kènitra, a unos 40 kms de Rabat. Esta ciudad nos transmitió una rara sensación, debido a la suciedad de sus calles y a la cantidad de discotecas que vimos antes de localizar el camping donde dormimos unas horas.
Hey Mahsa,
it is a pleasure seeing this aspect of you. you are eloquent and a deep observor.
I am impressed
Regards
Dr Omar Khan
Dear Omar, thanks for your kind comments. One of the many reasons why we travel is to observe. Even if we cannot make big changes by the fact ob observing there is a whole lot to learn.